El 27 de marzo se celebra el Día Mundial del Teatro desde que el Instituto Internacional de Teatro (ITI) y la UNESCO establecieran esta fecha con el objetivo de resaltar la importancia del teatro, no solo como arte, sino también como herramienta de progreso y construcción de una sociedad pacífica para el entendimiento entre los hombres. Uno de los eventos más importantes es el mensaje o discurso, transmitido por todo el mundo, que pronuncia un personaje de relevancia actual que reflexiona sobre el valor de este género literario. Jean Cocteau en 1962 fue el primero en plasmar el espíritu de esta celebración:
“El Día Mundial del Teatro señala el momento de la impresionante unión entre lo singular y lo plural, lo objetivo y lo subjetivo, lo consciente y lo inconsciente y mostrará al mundo las extraordinarias criaturas que esa unión ha producido. La mayoría de los desacuerdos que existen en el mundo se deben al extrañamiento de las mentes por la barrera del lenguaje: el enorme y complejo mecanismo del teatro se ha establecido precisamente para superar de una vez esos desacuerdos y esa barrera”.
Este año, para conmemorar el 70 aniversario del ITI, han sido seleccionados cinco autores para escribir el mensaje que representa a cada una de las cinco regiones de la UNESCO: África, las Américas, los países árabes, Asia Pacífico y Europa.
El origen del teatro en todas las civilizaciones reside en su carácter sagrado, en la evolución de los rituales relacionados con la caza o la agricultura, en los que la música y la danza tenían presencia esencial.
La finalidad del teatro ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, pero junto al entretenimiento, la transmisión de creencias, ideas y pensamientos de los dramaturgos siempre ha sido una de las principales. Fue y es un vehículo de expresión de ideologías, de crítica social y política, de compromiso y de modernidad. Los intentos de renovación teatral se suceden en todos los movimientos y épocas literarias y los más importantes de la primera mitad del siglo XX fueron Valle Inclán y Federico García Lorca. Valle, con su esperpento deformó grotescamente la realidad y realizó la crítica social y política de su tiempo, conformando personajes guiñolescos. Federico García Lorca, al igual que la Generación del 27, aunó lo antiguo y lo nuevo, la tradición poética del siglo de Oro y las vanguardias, desde la deshumanización del arte hasta el compromiso político y social, evidente en su obra dramática.
En la actualidad el teatro tiene muchas formas y representaciones, pero sigue manteniendo ese espíritu de espectáculo, de espacio de encuentro y de evasión, de reflexión a través de la palabra y el diálogo.
Nos unimos a la celebración de este día deseando a todos los actores y actrices en sus estrenos teatrales que, ojalá, sigan deleitando y sacudiendo los espíritus.
“[…] El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse humana, habla y grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes que aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los huesos, la sangre. Han de ser tan humanos, tan horrorosamente trágicos y ligados a la vida y al día con una fuerza tal, que muestren sus traiciones, que se aprecien sus olores y que salga a los labios toda la valentía de sus palabras llenas de amor o de ascos […]”. Federico García Lorca.