Es una manifestación más de nuestra naturaleza. Una celebración del respeto que le tenemos al planeta a pesar de los errores que cometemos durante nuestra existencia. Esta es su historia.
El suelo que pisas, el aíre que respiras y todo lo que comes, bebes, tocas o hueles pertenecen al planeta en el que vives. El Día de la Tierra es la jornada mundialmente escogida para celebrar la existencia de nuestra casa; un feliz accidente que nos ha permitido elevarnos desde meras células primigenias hasta llegar a ser los monos pensantes que somos hoy día. Y da igual tu creencia, tu fe o tus valores. El Día Mundial de la Tierra es un día con 45 años de historia y que pretende perpetuarse por muchos más. Es muy importante que comprendamos qué hacemos en este mundo y cómo lo hacemos. Porque es el único que tenemos y toda nuestra vida, la única que poseemos, está ligada a este planeta. Por eso, el Día de la Tierra es un día que todos deberíamos de celebrar con un poco de conciencia.
La historia del Día Mundial de la Tierra.
El origen de este día, celebrado mundialmente (aunque no en todas partes), se encuentra en Estados Unidos, durante los 70. Y está asociado, sin duda, a un nombre: Gaylord Nelson. La historia cuenta (a pesar de los curiosos rumores sobre Lenin) que fue este político quién aprovechó un miércoles para organizar una manifestación en defensa del medio ambiente y el ecologismo. Un momento muy estudiado y que venía cociéndose desde la década de los 60 debido a la creciente irresponsabilidad ambiental del gobierno de Estados Unidos. Ya habían gérmenes plantados desde la comunidad científica y estudiantil. Ese miércoles los estudiantes y trabajadores se unieron en una manifestación pacífica que pretendía rendir homenaje y mostrar la preocupación colectiva sobre temas como el medio ambiente, la superpoblación o la conservación de la biodiversidad.
“El Día Mundial de la Naturaleza y El Día de la Tierra nos recuerda la urgente necesidad de intensificar la lucha contra el crimen contra la fauna, contra el planeta y más aún contra los humanos, ya que tiene amplias repercusiones económicas, medioambientales, de salud y sociales”