¿Qué es y cuáles son sus síntomas?
El Trastorno del Espectro del Autismo hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan al neurodesarrollo y al funcionamiento cerebral.
El autismo o Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan al neurodesarrollo y al funcionamiento cerebral. Dando lugar, a las personas que lo padecen, a sufrir dificultades en la comunicación e interacción con los demás, así como en la flexibilidad del pensamiento y de la conducta de la persona que lo presenta.
Este lunes 2 de abril se celebra el Día Mundial de la Concienciación del Autismo, un trastorno en el que, a pesar de los grandes avances en la investigación de las últimas décadas que han determinado varias claves fundamentales sobre el mismo, su origen sigue siendo un misterio. Además, el autismo cuenta con la dificultad añadida de que cada persona es diferente, de que cada individuo posee características propias.
“A pesar de que sus manifestaciones clínicas pueden variar mucho entre las personas que los presentan, el TEA se define en función de unas características comunes”.
En todos los casos se ven afectadas las habilidades para comunicarse y relacionarse con los demás. Y se asocia a un patrón restringido y repetitivo de intereses, actividades y comportamientos que inciden en la capacidad de la persona para anticiparse y adaptarse de manera flexible a las demandas del entorno, añade la experta. Además, pueden aparecer alteraciones en el procesamiento de la estimulación que proviene del entorno. “Esto provoca”, “que la persona pueda experimentar reacciones de híper o hiposensibilidad hacia estímulos de las diferentes modalidades sensoriales (auditiva, visual, táctil, etc.)”. En ocasiones, el TEA se presenta asociado también a otros trastornos del neurodesarrollo, como la discapacidad intelectual o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 160 niños tiene un TEA y sus síntomas suelen comenzar en la infancia y persistir hasta la adolescencia y la edad adulta. Otras estimaciones hablan de que puede afectar a uno de cada 68 niños en edad escolar.
¿Cuándo suelen aparecer los primeros síntomas?
A pesar de que sus manifestaciones clínicas pueden variar enormemente entre unos casos y otros, existen señales de alarma que son compartidas. Afectan a la forma en que se desarrollan las habilidades de comunicación e interacción social y también a la flexibilidad del pensamiento y el comportamiento del niño o la niña (insistencia en rutinas; fuerte resistencia a cambios aunque sean mínimos; juegos repetitivos y estereotipados; …). Los primeros signos de alerta se suelen percibir hacia los 12-18 meses de edad, cuando estas habilidades comienzan a ser especialmente relevantes en el desarrollo típico. No obstante, en algunos casos se identifican más tarde, ya que pueden ser más sutiles y difíciles de detectar y pasar desapercibidas hasta edades más avanzadas, cuando las demandas del entorno son más complejas y exigentes y superan las capacidades de afrontamiento de la persona. En cualquier caso, es importante destacar que, aunque estas manifestaciones sean perceptibles y evidentes, en muchos casos el diagnóstico se retrasa y esto implica un evidente perjuicio para la persona.