La educación que recibimos de niños es clave no solo en el desarrollo de nuestra personalidad sino en la felicidad que construimos durante toda la vida. Si bien la mayor parte del trabajo corresponde a los padres o tutores, los educadores infantiles cumplen un rol fundamental porque son la figura de autoridad en el ámbito académico de una sociedad que tiende cada vez más a la alta especialización. Entérate de cómo funciona el método del bolígrafo verde y aplícalo en clase para motivar a los más pequeños.
¿Qué es el método del bolígrafo verde?
Consiste en destacar los aciertos en lugar de priorizar los errores para lograr un refuerzo positivo de las actitudes, comportamientos o aspectos que el niño resolvió correctamente. Sirve para inculcar un sentido de autoestima y confianza en las capacidades, permitiéndole desarrollar una cultura del esfuerzo para conseguir sus metas. Además de repercutir en su rendimiento académico, ayuda a desplegar un mapa emocional que buscará la repetición de la conducta premiada simplemente por la satisfacción personal de recibir un elogio.
La técnica implica resaltar los aciertos con un bolígrafo verde, evitando tachones o círculos rojos. El color verde se asocia con la esperanza, la estabilidad y el equilibro, configurando un entorno propicio para educar a un niño. Su motivación cambiará completamente porque ya no se concentrará en lo que hizo mal, sino que intentará imitar y hasta mejorar aquello que destacaste. Es una forma de valorar su trabajo, centrada más en la generación de confianza que en el color utilizado en sí: se recomienda el verde por la representación social que reconoce el niño, pero el lila o violeta también son buenos transmisores de calma.
¿Por qué aplicar el método del bolígrafo verde?
Tradicionalmente las correcciones en evaluaciones o en el cuaderno de clase se realizan con rojo. Tachar, marcar, englobar o realizar anotaciones al margen con este color, son prácticas instaladas en la educación formal porque se destacan sobre el clásico azul, negro o gris de lápiz. La metodología desalienta a los niños porque el rojo se asocia con el peligro, la precaución o hasta la cólera. Podrían avergonzarse de mostrar su cuaderno o prueba a los padres, incluso sentir miedo ante una posible represalia.
Destacar los errores conduce al estrés, porque el niño se sentirá presionado a alcanzar la perfección y si no lo hace, abandonará su objetivo sintiéndose fracasado y perjudicando su confianza para superar obstáculos. Más allá del color de bolígrafo que reine en tus clases, enfatizar en los aciertos contribuirá a la felicidad del niño que acudirá a clase para enfrentar un desafío dando lo mejor de sí. Un adulto exitoso es un adulto feliz y será más sencillo que adopte este estilo de vida si lo experimenta desde su infancia.
“Destaquemos las cosas que están bien.”