La UNESCO declaró el 22 de agosto como el Día Mundial del Folklore, fecha elegida en recuerdo de aquel 22 de agosto de 1846, cuando el arqueólogo británico William G. Thorns publicó en la revista londinense ‘Atheneum’ una carta en la que utilizó por primera vez el término ‘folklore’.
La palabra «folklore» etimológicamente deriva de «folk» (pueblo, gente, raza) y de «lore» (saber, ciencia) y se designa con ella el «saber popular».
El folklore dominicano se destaca de diversas formas, por su artesanía, colorido, música y el actor principal que es su gente. No obstante, el más popular y enriquecedor, es el merengue, cuyo ritmo permanece latente en la actualidad. Este tipo de música ha vivido una gran evolución musical.
Además del merengue, cabe destacar que la pintura y la escultura comenzaron a desarrollarse con la emigración de artistas e intelectuales españoles que escapando de la guerra civil española se establecieron en el país.
El merengue es una de la música bailable del folklore dominicano, este ritmo surgió entre 1844 y 1850, teniendo sus orígenes con referencia a los hechos cotidianos, que lo convirtieron en un auténtico desafio, tanto así que llegó a prohibirse durante un tiempo en algunas regiones. No obstante, su ritmo contagioso logró derribar cualquier barrera de prohibición. Al pasar del tiempo fueron muchas las orquestas sinfónicas extranjeras que llegaron a entonar los acordes de varios compositores dominicanos como los de Rafael Solano, Juan Francisco García y Julio Alberto Hernández, estos llenaron de orgullo a la cultura dominicana marcando la historia del merengue y dejándolo como la gran tradición nacional.
En las interpretaciones merengueras es primordial el uso de los tres instrumentos presenciales a la hora de interpretar su música, que son: la güira, el acordeón y la tambora.
El folklore no se nutre sólo de esa herencia de padres a hijos que con el paso del tiempo va cambiando y evolucionando, además, de todas las experiencias acumuladas por las diferentes tradiciones que proceden de distintos lugares geográficos e históricos. Se puede considerar al folklore como la cultura en la que mejor se identifica el ser humano ya que no pertenece a nadie en concreto sino a todos y cada uno de los individuos.
Es la cultura “por y para el pueblo”